En una sociedad que silencia la voz de Dios, nuestra misión es hacerla resonar con fuerza en cada alma. Dona ahora y sé parte de esta obra que transforma vidas.
El silencio de Dios no es porque él no hable, es porque ya no lo escuchamos
La confusión del mundo apaga la verdad, la fe se debilita, y muchas almas viven sin haber escuchado una palabra de esperanza. Desde los Heraldos del Evangelio llevamos la voz de Cristo a los jóvenes, a las familias y a quienes más lo necesitan.
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Misiones marianas en comunidades olvidadas
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Juan Carlos Méndez – Ciudad de México, donante mensual desde hace 2 años
“Desde pequeño crecí en una familia católica, pero con el tiempo fui perdiendo esa conexión profunda con la fe. Hace un par de años, en una misa especial en la Basílica de Guadalupe, vi a los Heraldos del Evangelio por primera vez. Su presencia, su solemnidad, su devoción… hubo algo en ellos que tocó mi corazón de una forma que no puedo explicar con palabras. Fue como si Dios me llamara de nuevo.”
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