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Quiénes Somos

La finalidad de los Heraldos del Evangelio es impregnar con los valores del Santo Evangelio las realidades temporales, a fin de hacer efectivo el reinado de Jesucristo, por medio de María, en la cultura y en las familias. Por eso se han constituido como una Asociación Privada de Fieles de Derecho Pontificio. El carisma de los Heraldos del Evangelio consiste en evangelizar manifestando la belleza del Dios Uno y Trino que se refleja en las maravillas de la creación así como en las más genuinas expresiones de la cultura católica.
Por eso, los Heraldos procuran realizar todos sus actos, incluso los cotidianos, de forma pulcra, con disciplina y alegría. El hábito de los Heraldos simboliza las notas características del carisma: el capuz la contemplación, el escapulario del Carmen el amor mariano, la Cruz de Santiago la fuerza de la Redención y la gloria de la Resurrección, la cadena la esclavitud de amor a Jesús en manos de María y las botas la disposición a evangelizar por todo el mundo.
La Asociación se halla actualmente presente en setenta y ocho países. Los consagrados, de vida comunitaria se dedican íntegramente a la oración, el estudio y el apostolado. Hay una rama masculina y una rama femenina. Los cooperadores, en su mayoría matrimonios, santificándose en su vida familiar y profesional, siguen la espiritualidad de los Heraldos del Evangelio y dedican su tiempo libre a la evangelización en sus diócesis y parroquias, y a las actividades de la asociación. Los miembros solidarios colaboran según sus posibilidades con los objetivos de la institución.
Los miembros que abrazan la vida en comunidad, aunque no profesan votos y se mantienen en estado de laicos en nuestra asociación – con la excepción de algunos que abrazan las vías del sacerdocio – procuran practicar en toda su fascinante pureza, los consejos evangélicos.
Viven normalmente en comunidades masculinas o femeninas en un ambiente de caridad fraterna y disciplina.
En sus casas se fomenta la vida de oración y estudio, de acuerdo con la sabia orientación que diera el Papa San Juan Pablo II:
“La formación de los fieles laicos tiene como objetivo fundamental el descubrimiento cada vez más claro de la propia vocación y la disponibilidad cada vez mayor para vivirla en el cumplimiento de la propia misión”. (CHRISTIFIDELIS LAICI, 58).